La rehabilitación de viviendas es aquella acción constructiva o edificatoria que se realiza para mejorar algunas de las condiciones siguientes: de habitabilidad de la vivienda, de seguridad estructural y constructiva, de protección contra la presencia de agua y humedad, de sus instalaciones, de la accesibilidad, de su eficiencia energética, de sus condiciones de iluminación natural y ventilación interior, de las dimensiones de los espacios interiores, entre otras. Estas acciones se pueden realizar tanto en el interior de las viviendas como en las zonas comunes de los edificios residenciales.
Cuando la rehabilitación de las viviendas de un edificio residencial, afecta a su estructura, cubiertas, cerramientos exteriores, instalaciones, acabados de albañilería y pavimentos, carpintería etc, se denomina rehabilitación integral de la vivienda.
Las obras de rehabilitación de viviendas habrán de tener alguna o varias de las siguientes finalidades:
- Mejorar la protección contra la presencia de agua y humedades.
- Mejorar la iluminación natural y la ventilación interior.
- Mejorar las instalaciones de los suministros de agua, gas, electricidad y saneamiento.
- Mejorar las condiciones de eficiencia energética.
- Mejorar la disposición y las dimensiones de los espacios interiores, en el caso de rehabilitación de viviendas
Las cubiertas son necesarias para proteger los distintos tipos de edificios de los diferentes fenómenos meteorológicos (lluvia, nieve, frío, calor).
Tipos de cubierta
Se suele distinguir entre dos tipos: la cubierta inclinada, y la cubierta plana, diferenciándose entre sí por su inclinación respecto al plano del suelo, poco inclinada en el segundo caso.
Ambos tipos de cubierta tienen una gran tradición en la arquitectura; las inclinadas se utilizaban más en climas principalmente lluviosos pues permiten desalojar el agua por simple gravedad, y las planas en climas más secos, donde el problema de la lluvia es episódico y el de nieve casi desconocido; las cubiertas en forma de terraza tienen aprovechamiento o habitabilidad en las noches de las épocas más cálidas, incluso para dormir al aire libre.
Cubiertas inclinadas
Cada plano que forma una cubierta inclinada se denomina faldón. Las aristas que separan a cada faldón se llaman limas, que pueden ser limahoya en la parte cóncava, limatesa en la parte convexa o lima de quiebro (entre paños con diferente inclinación). La lima superior de coronación se llama cumbrera, caballete o gallur. Los extremos inferiores que sobresalen de la fachada (para alejar la caída del agua de la edificación) se llaman alero.
Los elementos que pueden aparecer en una cubierta, para iluminar y ventilar el interior se suelen llamar lucernarios. En cubiertas inclinadas tradicionales, pueden recibir los siguientes nombres: la beata, también llamada buharda o buhardilla; el gablete, el lucero, lucernario, lumbrera o claraboya; y la montera.
Para una mejor protección de las fachadas, las cubiertas inclinadas se prolongan más allá del plano de la fachada formando un alero o alar.
Para describir la forma de las cubiertas inclinadas se suele hacer referencia al número de faldones, a los que especialmente en este caso- se les llama aguas, así se habla de cubiertas a un agua, a dos, tres, cuatro o más aguas. En las cubiertas a dos aguas, los cerramientos del edificio hacia los que no vierte el agua, acaban en una forma triangular que se denomina hastial o piñón.
Cubiertas planas
El mayor problema de las cubiertas planas es que están sometidas a grandes diferencias de temperatura por lo que se deben dividir en «cuarteles», es decir secciones de tamaño no demasiado grande (se suele aceptar que tengan una dimensión máxima de 6 m en cualquier sentido), dejando una junta de dilatación entre ellas. Cada cuartel forma una especie de embudo con los bordes perimetrales horizontales y desde ellos, se forman faldones con poca pendiente hacia el punto de desagüe. En edificaciones pequeñas, se hacen al revés, de forma semejante a las cubiertas inclinadas, desaguando hacia fuera del perímetro de la edificación, pero con menor pendiente. Hay técnicas para evitar tener que hacer estas divisiones tan pequeñas, como la cubierta invertida.
En ciertos tipos de cubiertas planas, como la llamada cubierta a la catalana, también se prolonga la cubierta fuera del plano de fachada formando un alero, en general menos saliente que en las cubiertas inclinadas.
Materiales
Las cubiertas planas se hacían también con piezas cerámicas en forma de azulejos, sobre disposiciones constructivas que dejaban resuelto el problema de la dilatación sin afectar a la construcción que protegen. En países de clima especialmente seco, se empleaba (y sigue haciéndose) directamente barro sin cocer, apelmazado, para rematar las cubiertas.
En zonas más pobres se empleaban como tejas piezas planas de piedra, principalmente de pizarra, para la cubierta. Las cubiertas de piezas planas tienen el grave inconveniente de que, como el agua puede resbalar por capilaridad entre las piezas, se exigen pendientes acusadas de más de un 50 % de inclinación y solapes grandes entre ellas para así evitarlo; por lo tanto el peso unitario (por unidad de superficie) de cubierta suele ser muy grande. Por el contrario, es un material que resiste bien la intemperie las heladas y de gran durabilidad.
En las cubiertas planas se protegía la parte superior, sobre las diversas capas que actuaban de impermeabilizante, mediante baldosines.
Una disposición muy conveniente para las cubiertas planas consiste en la llamada cubierta invertida: si lo normal es poner el aislante térmico bajo el material de la cubierta, en esta se apoya directamente sobre el tablero superior y el impermeabilizante, y encima una capa de protección, que pueden ser baldosas de tamaño grande o una capa de canto rodado de río. El aislante térmico obligatoriamente de un material hidrófugo como el poliestireno expandido protege la capa de impermeabilizante de los rayos del sol y del frío excesivo evitando su heladicidad a la vez que evita movimientos debidos a la dilatación por cambios de temperaturas extremas la cubierta sufre los cambios más importantes. El agua de lluvia resbala bajo el aislamiento y se lleva a desagüe.
Actualmente existen también cubiertas verdes, realizadas a base de distintos tipos de plantas que incluso se utilizan en las fachadas
Forjados
Forjado unidireccional.
Losa de mortero con forjado unidireccional de tubos de acero.
Losa de mortero con forjado unidireccional de troncos de madera.
Losa de mortero con forjado bidireccional de troncos de madera.
En construcción, se denomina forjado al elemento estructural, horizontal o inclinado, en cubiertas, que soporta su propio peso y las sobrecargas de uso, tabiquería, dinámicas, etc. Dichas cargas se transmiten al terreno mediante otros elementos de la estructura, como vigas, pilares, muros y cimentación.
Forma parte de la estructura horizontal de las diferentes plantas de un edificio, siendo capaz de solidarizar horizontalmente los diversos elementos estructurales, permitiendo no solo transmitir cargas verticales sino también horizontales. Ello contribuye a reducir la traslacionalidad del edificio y le aporta rigidez en ese plano horizontal.
Tipos de forjados
- Forjados unidireccionales: Son aquellos que flectan principalmente en una dirección, por lo que deben apoyar sobre elementos lineales tales como vigas o muros de carga; sin embargo pueden tener flexión transversal, aunque ésta será pequeña en relación con la principal.
- Forjados bidireccionales: Flectan en dos direcciones, por lo que pueden apoyar sobre elementos lineales vigas, muros o sobre elementos puntuales, pilares, que no tienen por qué estar dispuestos de forma ordenada.
Materiales de construcción
La elección de los materiales del forjado depende del tipo de cargas que tendrá que soportar, la luz (separación entre apoyos), grado de exposición a ambientes agresivos, resistencia al fuego exigida, disponibilidad de los materiales, vida útil estimada, tiempo de ejecución, coste, etc.
Forjados de hormigón armado
Los forjados de hormigón armado generalmente están conformados por vigas y viguetas de hormigón (armadas in situ o prefabricadas pretensadas), bovedillas (o piezas aligerantes de cerámica, hormigón, etc.), y capa de compresión de hormigón, ligeramente armada mediante un mallazo.
Forjados unidireccionales
Los forjados unidireccionales se conforman con viguetas (de hormigón armado o metálicas), bovedillas (que se montan entre las viguetas), y una capa de compresión de hormigón. Las viguetas transmiten las cargas desde la capa de compresión a las vigas o zunchos perimetrales.
Forjados bidireccionales o reticulares
Los forjados bidireccionales se conforman con casetones dispuestos en retícula entre y sobre ellos se monta una armadura, de barras de acero llamadas nervios, en ambas direcciones. El conjunto se hormigona. Las cargas se transmiten a los pilares mediante capiteles macizados. Los casetones normalmente suelen ser retirados (recuperados).
Losas de hormigón armado
También existen forjados de hormigón armado macizo, al que se le llama losa. Las losas son la tipología de forjados más pesada, y que más carga soporta. Si a esa losa se le disminuye el espesor puede llegar a trabajar como una lámina. Si la losa se aligera con bovedillas normalmente se le llama losa reticular.
Los forjados de hormigón es el más pesado de todos, pero también el más rígido. Puede soportar grandes cargas, incluso con amplias luces, es monolítico, de gran resistencia al fuego y aceptable aislante acústico.
También existen forjados de hormigón armado prefabricados cuyo tiempo de ejecución es menor que los convencionales.
Forjados mixtos de acero y hormigón
Los forjados mixtos de acero y hormigón normalmente están conformados por vigas o viguetas de acero, una chapa grecada de acero también, y finalmente capa de compresión de hormigón, con un armado suplementario. Se llaman usualmente forjados colaborantes.
Se emplean cuando la estructura principal es de acero y el forjado debe resistir cargas medianas. Requiere las mismas protecciones que una cubierta de chapa plegada, pero el aumento de resistencia que le confiere el hormigón permite su empleo como forjados de poco espesor en plantas de edificios. Si se emplea en la formación de una cubierta se puede obviar el hormigón.